miércoles, 2 de noviembre de 2011

Día de Muertos México

Halloween vs Día de Muertos ¿Quién gana la partida?

Aunque se dice que la Noche de Brujas le ha ganado terreno a la tradición mexicana, encuestas, expertos e incluso el propio ambiente que se vive en panteones y universidades, revelan que recordar a los fieles difuntos sigue siendo la prioridad

Sí, a los mexicanos les encanta pedir Halloween y sí, el fin de semana pasado pulularon los disfraces de monstruos, asesinos en serie y zombis. Sin embargo, ayer primero de noviembre estos mismos mexicanos montaron altares dedicados a un ser querido, compraron pan de muerto y hoy hacen visita a los panteones en todo el país. Porque en México, por más que se tema, el Día de Muertos sigue siendo la tradición de casa.

El periódico Milenio, a través de las redes sociales, realizó una encuesta preguntando: ¿Tú qué celebras: Día de Muertos o Halloween?, donde resaltó la importancia de la festividad mexicana sobre la celebrada en Estados Unidos.

Los comentarios en Twitter se dedicaron a recordar las raíces de la tradición y a defenderla por sobre la otra fiesta: “¡Día de Muertos! Nosotros los mexicanos no debemos de celebrar esas gringaderas”, escribió @danovolta; “En Halloween voy a comer tamales porque acá es Día de Muertos”, tuiteó @ziindy_94.

En Facebook la diferencia fue importante y más de 400 personas dieron su voto al Día de Muertos, mientras poco más de 50 apoyaron al Halloween; algunos comentaron: “Creo que... porque es más divertida el halloween que el día de muertos....pero igual hay pa festejar los dos... uno es el 30 octubre y el otro el 2 noviembre (sic.)”, respondió Ricardo Huerta.

Por otro lado, de acuerdo con una encuesta realizada por la empresa Master Research, 90 por ciento dijo celebrar el Día de Muertos, contra 14 por ciento que asiste a fiestas de Halloween. Sin embargo, esta investigación revela que en México las festividades se han mezclado.

El ritual que más se conserva entre los mexicanos es la colocación del altar de muertos, el cual se acompaña de comida típica y la fotografía de los seres que “se adelantaron”; sin embargo, la encuesta revela que la mayoría agrega adornos que caracterizan al Halloween.

El 46 por ciento de los encuestados dijo asistir al panteón en compañía de sus familiares, lo cual lo ubica como el segundo ritual más practicado en estas fechas y uno de los que más proyección dan a nivel mundial.

Los habitantes de Pátzcuaro, en Michoacán, y los de San Andrés Mixquic, en la delegación Tláhuac, en el DF, son algunas de las muestras más famosas de esta tradición. Ambos se caracterizan por el adorno esmerado de las tumbas y por velar a sus difuntos durante toda la noche.

Y es que por más que algunos intenten ponerle mala cara al Halloween, se ha comprobado con los años que Día de Muertos no desaparece y que las dos festividades tienen su propio espacio, ya que celebran cuestiones diferentes.

Riqueza cultural

Muchos temen que el Día de Muertos poco a poco vaya desapareciendo en el norte de México, sobre todo por la cercanía con Estados Unidos.

Pero la riqueza cultural de nuestro propio festejo supera por mucho el “encanto” de celebrar el terror. El Día de Muertos es una de las fiestas más significativas, coloridas, enigmáticas y deliciosas con las que cuenta el país.

Recordar a los seres queridos que nos han dejado y esperar su visita este día es el objetivo de la celebración.

“En una época en la que la celebración del Halloween estadounidense pareciera permear muchas de las culturas del mundo, las festividades de los fieles difuntos hacen recordar que en el país desde hace siglos, tradiciones que persisten hasta la actualidad, se realizan en distintos puntos de la geografía nacional”, refirió en un comunicado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Desde las actividades en San Andrés Mixquic, hasta el ritual de Día de Muertos en Janitzio, esta celebración está cargada de tradiciones milenarias y se fue desarrollando desde la época prehispánica. De ésta, señala Conaculta, proviene la costumbre de realizar ofrendas que incluían objetos del agrado del difunto.

“Con la llegada de los españoles, el festejo a los muertos en México se comenzó a realizar los días 1 y 2 de noviembre, como resultado de las costumbres católicas de esas fechas en que se solía realizar misas, votos, donativos, oraciones y responsorios por las almas de los fieles difuntos.

El 1 de noviembre se dedica a los niños difuntos y el día 2 a los difuntos mayores. También se acostumbraba visitar el camposanto con flores, veladoras y comida que se consumía ‘en compañía de las almas’ de los seres queridos”.

Al transcurrir los siglos, el carácter ritual y solemne del culto a los muertos fue adquiriendo un tono festivo e incluso burlesco, en el que se agregaron elementos como las calaveritas de azúcar, el papel picado, pan de muerto, diversos dulces típicos e incluso la costumbre de escribir ingeniosos versos alusivos a la muerte.

Otros elementos que se encuentran en los famosos altares de muerto son la tierra o ceniza, símbolo de la condición mortal e influencia del catolicismo; pan de muerto preparado especialmente para esta temporada, así como copal e incienso, el aroma que guía a las almas.

“Igualmente dulces típicos, como el de calabaza, camote y guayaba; bebidas alcohólicas (tequila, pulque, mezcal) y cigarros. Sal como elemento de purificación y ayuda a que el cuerpo no se corrompa en su viaje. No debe faltar la flor de cempasúchil”.

El Conaculta recordó que desde el 7 de noviembre de 2003, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) distinguió a la festividad de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Celebración actual

Cada año, familias y escuelas de todo México enseñan a niños y adolescentes los rituales del Día de Muertos. Y a los estudiantes parece encantarles. Un día, los mexicanos se disfrazan de brujas, monstruos o personajes de terror, van a fiestas, participan en concursos por el mejor atuendo y luego, en las noches, llevan a los niños a pedir “Halloween”.

Este vocablo, del inglés antiguo, significa “all hallows eve”, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha quitado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. En México, muchos han adoptado esta festividad pero más como una especie de juego donde se permite, por un día, adoptar otra personalidad malvada y divertida.

Sin embargo, en estos mismos días, los estudiantes de todos los niveles se encargan de preparar los más creativos altares de muerto y le imprimen, realmente, más significado que a la fiesta “gringa”.

¿Quién gana la partida? Todo indica que en México la tradición sigue triunfando. O, si acaso, las dos festividades, después del pleito por años, han decidido darse un buen apretón de manos.



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